viernes, 13 de enero de 2017

La Maldición de Camino Eterno


 


Esta historia podría interpretarse como una experiencia de índole paranormal, todo aquello que en su momento creí solo existía en los mitos y supersticiones de la mente humana, ahora sé que son tan reales como nuestra existencia, pues a causa de un evento desafortunado mi vida ha dado un giro drástico y me ha sumergido en un mundo completamente diferente.

Yo tenía 27 años cuando me mude a un pueblo llamado Camino Eterno, un pueblo rodeado por un bosque extenso, con árboles frondosos y una inmensa tranquilidad, al menos eso parecía durante los primeros días que estuve en ese lugar, había decidido vivir un tiempo en ese pueblo para descansar de todo el estrés y ruido de la ciudad, necesitaba un tiempo a solas para planear mis futuros proyectos, cualquiera que pasara por ese pueblo, pensaría que es quizá demasiado tranquilo, pero la realidad está lejos de las apariencias.

Llevaba una semana en el pueblo, por lo que comenzaba a familiarizarme con sus calles, casas, puestos comerciales y zonas más aislada, la gente era relativamente acorde al lugar, tranquila sin mucha prisa y sin chispa de ambiciones, parecían trabajadoras no lo negare, pero tampoco se podía ver en ellos esa malicia que se haya en las ciudades, una de las cosas que me había llamado más la atención es que a un lado de Camino Eterno había un gran cementerio, me pareció que la cantidad de lapidas era exagerada, pues Camino Eterno es un pueblo de apenas 310 habitantes, 311 conmigo, y por lo que pude apreciar habita al menos un par de centenares de tumbas en ese cementerio.

Seguí caminando por una calle solitaria, todo los puestos estaban cerrados, no había casas en esa zona, solo locales, iba sumergido en mis pensamiento sobre como empezaría cada proyecto, cuando un ruido distrajo mi mente, un sonido parecido a un chasquido de labios como un seseo, parecido al que la gente comúnmente hace para llamar la atención de otra persona, instintivamente regrese la mirada hacia atrás para ver quién me llamaba, pero para mi sorpresa no había nadie, la calle seguía vacía, solo estaba presente el viento que recorría la zona, levantando polvo de la calle y formando pequeños remolinos, de igual forma solo pude ver una que otra hoja seca arrastrada por la corriente del viento.

-Qué extraño-, Pensé en voz alta y miré alrededor del lugar, no había nadie, de pronto volví a escuchar el mismo sonido, parecía que esta vez provenía de la esquina de una de los locales que estaba a unos metros de distancia, al acercarme pude ver que un hombre estaba sentado en el suelo, su aspecto era como el de un vagabundo.

-Hola, ¿estás bien hombre, necesitas ayuda?-, Pregunte al sujeto, quien parecía estar algo nervioso, miraba en todas direcciones y sus manos no paraban de temblar.

-¿Los has visto?-, Finalmente pregunto, pero sin mirarme a los ojos, se mantenía mirando a todos lados, como si buscase algo.

-¿Visto?-, Pregunte con incertidumbre, -¿A quiénes?, ¿Te refieres a los comerciantes, o a los vecinos de esta zona?-, Continué mi breve interrogatorio.

-¿Los has visto?-, Volvió a preguntar el hombre, yo empezaba a sentirme algo incomodo por el momento, -Están en todas partes, debes hacer que el descanse, que todos descansen-, Siguió el tipo, yo por mi parte empecé a sospechar que él era el clásico loco del pueblo, ese que pasa el tiempo balbuceando y en ocasiones hablando al aire, por lo que se me vino a la mente que quizá ni siquiera hablaba conmigo.

-Bueno, tengo que irme así que, suerte encontrando a tus amigos-, Fue lo único que se me ocurrió decirle y comencé a caminar de regreso a mi casa, me sentía extrañado y algo perturbado por la actitud extraña del hombre en la calle.

-¡Ellos también te hablaran, también te visitaran durante la noche, no te dejaran solo!-, Gritó el sujeto cuando me encontraba a cierta distancia, entonces volví la mirada y vi que el hombre se había puesto de pie, sus ojos estaba puesto sobre mí, por lo que supuse entonces que si me estaba hablando, yo regrese la mirada al lado opuesto y seguí mi camino.

De regreso a casa no paraba de recordar las palabras de aquel tipo, su cambio de actitud repentino y esa última frase que me grito antes de perder de vista su presencia, decidí recostarme un rato en mi cama para relajarme, pasados unos minutos me quedé dormido y desperté un par de horas más tarde, ya había anochecido, recordé en ese momento que no había conseguido víveres para la cena, por lo que esperando encontrar algún puesto abierto salí de la casa.

Cuando salí a la calle noté que el pueblo lucía muy diferente a como lucia de día, de hecho, era la primera vez que salía de noche a la calle, la temperatura había descendido drásticamente, por lo que regrese al interior de la casa para ponerme un abrigo y nuevamente salir a la calle.

Emprendí el rumbo al centro del pueblo, pues es en esa zona donde se halla la mayoría de comercios, de pronto mientras caminaba, comencé a sentirme observado y vinieron a mi mente las palabras del sujeto aquel.

-Cálmate ya, no pasa nada, deja de pensar en esas cosas-, Me dije a mi mismo para tranquilizarme y seguir mi camino, pero no paso ni un minuto cuando comencé a sentir esa sensación más fuerte, al punto de percibir que alguien me seguía, así que giré lo más rápido que pude, pero para mi suerte no vi nada, empezaba a ponerme nervioso, pero igualmente pensé que solo me estaba sugestionando.

-Es solo tu imaginación, ya basta, apresúrate o no alcanzarás ninguna tienda abierta-, Me regañe a mi mismo y seguí avanzando con paso apresurado, cuando llegué a la zona me sentí algo mal, pues todos los puestos estaban cerrados.

-¡Genial!-, Renegué entre dientes y me dispuse a regresar derrotado a casa, cuando escuché un leve grito hacia mí.

-Hey, ¿qué haces en aquí a estas horas?-, Giré la vista asustado en dirección a la voz, un hombre me gritaba desde uno de los puestos, aun no terminaba de cerrar su tienda, yo di un leve suspiro de alivio y comencé a reírme de mi mismo por mi torpe miedo.

-Buenas noches, estaba buscando una tienda para conseguir unos víveres, ¿usted me puede vender algunos?-, Pregunté al hombre del puesto, quien me hizo señas con su brazo derecho para que me acercara, al llegar a su puesto me pidió que entrara con él al local, yo me quedé extrañado, pero supuse que era para que pudiese cerrar, y al finalizar mi compra me abriría para irme a casa.

-Ya estaba por irme, ¿por qué no viniste más temprano muchacho, no sabes a qué hora se cierran los comercios?-, Me dijo el hombre y yo algo apenado le conté lo sucedido, que me había quedado dormido y que no sabía si alcanzaría a llegar a tiempo.

-No debes andar afuera a estas horas de la noche-, De pronto, la tonalidad de la voz del hombre cambio un tanto más seria, parecía que me estaba llamando la atención por algo que había hecho mal.

-Lo siento, no sabía-, Solo se me ocurrió decir para excusarme.

-Escucha bien entonces lo que voy a decir-, Continuó el hombre, -Hagas lo que hagas, pase lo que pase y escuches lo que escuches, vete directo a tu casa, no mires a los lados si escuchas sonidos, si sientes que alguien te sigue no mires hacia atrás, si escuchas que te llaman ignora y sigue tu camino, cuando llegues a tu casa asegúrate de cerrar la puesta dando la espalda, no salgas hasta que se haga de día y más importante, sin importar que escuches afuera en la calle, no se te ocurra salir, ¡por ningún motivo!, ¿está claro?-, Yo me quedé completamente callado, no sabía que decir o hacer, es decir, qué podía decirle, ¿está bien?, ¿está loco?, ¿me deja quedarme aquí hasta la mañana?, el hombre entonces abrió la puerta del local y yo me sentí completamente nervioso, ya no sabía que pensar.

-Vamos, yo también debo llegar rápido a mi casa, ya casi es la hora en que la noche se pone más oscura-, Yo salí detrás del hombre, este se veía algo inquieto, miró a un lado de la calle, luego miró al otro lado, mientras yo comenzaba a asustarme, entonces el hombre cerró la puerta y me dio una palmada en la espalda, yo tosí levemente.

-Tranquilo muchacho, estarás bien, vamos, te encaminaré a la siguiente cuadra, de ahí te sigues a tu casa, y recuerda todo lo que he dicho, ¿esta bien?-, Yo solo me limité a mirarlo y entonces di un fuerte respiro.

-Si, está bien, entonces solo caminaré directo a casa, sin mira a los lados, sin regresar la mirada hacia atrás y cerrare la puerta de espaldas, ¡ah!, y no saldré hasta la mañana-, El hombre comenzó a reír y colocó su mano en mi hombro, el cual estaba tenso por el miedo, entonces con un leve empujón me hizo comenzar a caminar.

-Muy bien muchacho, veo que eres un joven muy listo-, El hombre se carcajeo un momento, y yo me reí con él, pero mi risa era de nervios, muy tosca, con mis articulaciones algo tensas.

Caminamos por la calle y entonces, tal como dijo el hombre, comencé a escuchar unos sonidos extraños proveniente del bosque, no los distinguí bien pero no eran sonidos armónicos, rápidamente recordé lo que dijo el hombre, quien se mantuvo con la mirada fija en en el suelo, yo hice lo mismo al verlo y por unos momento pensé en cerrarlos, finalmente llegamos al final de la cuadra.

-Bueno aquí me despido, suerte muchacho, ve con cuidado, ya con el tiempo te acostumbraras, si decides quedarte más tiempo en este pueblo claro-, El hombre se despidió, yo solo miré como avanzaba doblando la esquina para seguir su rumbo, de pronto recordé que debía seguir caminando y así lo hice, el camino de regreso a mi casa me pareció eterno, los sonidos iban en aumento, era como si el viento en el bosque provocará una serie de lamentos, cuando finalmente llegué a la entrada de mi casa escuche nuevamente el mismo sonido que el vagabundo había hecho para hablarme, entonces un escalofrío recorrió mi espalda pero no regrese la mirada, simplemente inhalé con la nariz, apreté fuerte la boca para evitar gritar, camine o más bien corrí a la puerta, la abrí casi en un instante y la deje azotar detrás de mí.

Después de que la puerta se cerrara, exhale el aire por mi boca para calmar mi respiración, y mi cuerpo finalmente se relajó, mis piernas comenzaron a doblarse hasta hacerme bajar al suelo, quedé sentado con las piernas abierta, recargando la espalda en la puerta, de pronto un par de golpe en la madera de la misma interrumpieron mi calma, y dando un brinco por el susto me alejé de la puerta, la mire por una par de segundo y nuevamente sonó, me lentamente me levanté y miré por el visor de la puerta, era el vagabundo,  estaba parado afuera de mi casa con el oído derecho casi pegado a la puerta, supuse que fue para escucharme al otro lado, entonces retrocedí nervioso y me dispuse a tomar cualquier objeto que me sirviera para defenderme en caso de un ataque, pero al final solo escuche como el hombre se retiraba y nuevamente respire de alivio, durante la noche no pude dormir bien, a mi mente llegaban visiones sobre un hombre misterioso, el cual sostenía un bastón en su manos y lo elevaba al cielo pronunciando palabras que no pude entender y al final una serie de rostros deformes, como almas en pena se mostraban frente a mi.

Al día siguiente regrese al puesto del vendedor, pero no estaba, su local seguía cerrado, todos los demás comerciantes ya estaban vendiendo, entonces me acerqué a uno de los locales que estaba a lado y pregunté por el hombre, mi sorpresa fue casi sacada de una historia de ultratumba, pues me comentaron que el comerciante había sido atacado durante la noche mientras regresaba a su casa, se dijo que un animal salvaje salió del bosque y lo atacó antes de que pudiera llegar a la puerta de su casa, dejando partes de su cuerpo regadas en la calle, la familia del difunto estaba en el funeral en esos momentos, después de saber eso tragué saliva, pues sentí que se formo un nudo en mi garganta, pregunté por la dirección del sepelio y me dirigí rápidamente al lugar.

Cuando llegue al sepelio la familia me preguntó sobre mi relación con el hombre, de donde lo conocía y demás, yo les comenté que solo lo había visto un momento antes de que irme a casa, pude notar que era un hombre amado, pues su esposa e hijos lloraban sin consuelo, entonces pedí que me permitieran dar mi último adiós al hombre, la familia accedió y me acerqué al féretro del difunto, al abrirlo me quede petrificado, decir que había sido desgarrado por una bestia era poco, pues apenas se podía distinguir la forma del desgraciado hombre, después de unos minutos salí lo más rápido que pude, pero cuando iba de camino a casa unos hombres me detuvieron.

-Nos comentan que usted fue el último en ver al difunto con vida, por favor acompáñenos-, Lo sujetos eran un par de policías, quienes me llevaron con ellos a la oficina del alcalde, pues en ese pueblo no había unas oficinas propias para los agentes de justicia, al llegar al lugar me presentaron al alcalde del pueblo, un hombre algo robusto de avanzada edad, unos 80 años le calculé al verlo.

-Hola, mi nombre es Guillermo Lazcano, ¿cómo te llamad muchacho?-, El hombre se presentó de forma cortes, parecía un hombre de modales.

-Gusto en conocerlo señor, me llamo Ernesto, no sé porque me trajeron, pero le juro que no sé nada de la muerte de aquel señor-, Respondí al sujeto, a pesar de la situación me mostré tranquilo, supuse que era porque no estaba caminando en la oscuridad, como la noche anterior.

-Escuche, creo que algo raro pasa en el pueblo, no sé si lo haya percibido pero hay algo raro en el bosque y en las calles cuando cae la noche, y esta ese sujeto-, Continué algo nervioso de recordar lo que había pasado, entonces noté que el alcalde me miraba con inquietud, algo cauteloso.

-¿Sujeto?-, Me pregunto arqueando la ceja izquierda.

-Si, un vagabundo que habla sobre unas personas que no se quienes son-, Respondí haciendo gestos con mis brazos, con los codos pegados a los costados, el dorso de las manos extendido y dando giro en el aire como si enredase una cuerda en mis dedos.

-¿Te refieres a Manuel?-, Pregunto el alcalde.

-No sé como se llame, pero es un sujeto bastante extraño-, Respondí al alcalde.

-Si, ese hombre tiende a asustar a muchos turistas y gente que viene por primera vez a Camino Eterno-, Me sentí aliviado de que no era el único que pensaba eso.

-Entonces, ¿ya me puedo ir?, ¿van a investigar lo que pasa con el pueblo y el bosque?-, Continué hablando con el alcalde, quien se acerco a mi y colocó sus manos en mis hombros.

-No hay nada que investigar y te recomiendo que no hagas más preguntas sobre el bosque o el pueblo, ¿está bien?-, El alcalde tenía una mirada algo siniestra en su rostro, yo solo asentí para darle la razón.

-Muy bien, ya puede irte a casa, ya sabes el camino, anda con cuidado, no queremos que te pase algo-, Salí de la oficina y camine rumbo a mi casa, pero de alguna manera percibí que las palabras del alcalde habían sonado más como una amenaza que como un comentario.

Durante la tarde no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado, el vagabundo, los sonidos del bosque, la sensación de ser observado y seguido, la actitud sospechosa del alcalde, todo parecía indicar que algo pasaba en Camino Eterno, por lo que me decidí por empezar a investigar sobre el pueblo y sus orígenes, no sé de donde saqué le valor de hacerlo, quizá fue una manera de agradecer al pobre hombre que me ayudó a llegar a salvo a casa, así que me propuse descubrir la verdad sobre el pueblo.

Durante la noche, volví a escuchar esos sonidos de lamentos y tuve las mismas visiones, el hombre del bastón y las almas en pena; al día siguiente tomé unas cosas de mi casa, las guardé en una mochila que tengo para viajes de campamento y  fui de visita a la biblioteca del pueblo, al parecer la gente no iba seguido a ese lugar, ya que apenas estaba vigilado y mucho libros estaban polvorientos, comencé a indagar en el lugar buscando la historia del pueblo, pero casi no había información sobre el sitio, revise distintos estantes, libros y artículos periodísticos, pasados unos minutos, al estar revisado uno de tantos libros, escuché un ruido cerca, ese chasquido de nuevo, salí al pasillo de la biblioteca y entonces lo vi, el vagabundo me había seguido y estaba parado en el cerca de la salida de la biblioteca.

-¿Otra ves tú?, ¿qué es lo que quieres?, ¿por qué me sigues?-, Ya con algo de molestia en mi mente, abordé de preguntas al sujeto, no estaba dispuesto a que me siguiera molestando, iba preparado para alguna situación de ataque, de mi mochila saque un cuchillo, es un cuchillo tipo monte para cazar, el hombre me miró y su semblante cambió, parecía asustado, supo entonces que no me limitaría con él.

-Ellos te siguieron, ¿los has visto, lo has escuchado?-, Me respondió entonces con otras preguntas, yo recordé los lamentos y la sensación de ser perseguido, entonces el vagabundo que ahora sabía que se llamaba Manuel notó que mi rostro mostró inquietud, entonces sabía que tenía razón.

-Escucha, ¿Manuel?-, Continué y el tipo me miró y una sonrisa se dibujo en su rostro, -Ese es tu nombre entonces, no sé qué pretendes, pero ahora me encuentro ocupado, así que por favor retírate-, Le dije al tipo haciendo movimientos con el cuchillo en la mano, indicando que saliera del lugar.

-Yo sé todo, Manuel sabe que pasa-, Entonces respondió Manuel.

-¿Qué?, ¿a qué te refieres con todo?-, Cuestione al hombre, quien parecía hablar coherente a pesar de su imagen de locura y frases mal pronunciadas.

-Yo sé quiénes son, Manuel sabe por qué están aquí, alcalde es hombre malo-, Después de mencionar esas palabras Manuel comenzó a caminar a una zona de la biblioteca que no había notado, una cortina cubría una entrada que pasaba desapercibida, yo algo alerta seguí al hombre por la entrada, había una escaleras que llevaban a un cuarto oculto de la vista de las personas, el cuarto tenía una serie de libro y notas, un mapa pegado en la pared de fondo, una libreta desgastada, recortes de periódico y una mesa de madera vieja con una silla de igual material y aspecto, era como la oficina de un explorador.

-¿Qué es esto Manuel?, ¿cómo conoces este lugar?-, Sacando una linterna de mi mochila comencé a mirar a todas partes, entonces noté que en una de las paredes había recortes de periódicos que hablaban de la fundación del pueblo y de un suceso que marcó su creación.

-Hombre malo vino, él les hizo eso, el hizo enojar a ellos-, Yo escuchaba lo que Manuel me decía, pensé que trataba de explicarme lo ocurrido, referente al pueblo, referente al alcalde, algo paso durante su construcción, así que me puse a leer cada artículo que pude, mientras hacia eso, le pedí a Manuel que vigilara por si alguien se acercaba al lugar, de alguna manera parecía que él y yo comenzábamos a entendernos.

Conforme fui leyendo, muchas cosas se fueron aclarando, entonces comencé con mi investigación de todo lo sucedido, los artículos periodísticos relataban que previo a la construcción del pueblo, en esa zona, existió una tribu llamada Xialoni, ellos habitaban estas tierras, hasta que una noches hubo una invasión por parte de un grupo de cazadores y saqueadores de tesoros, mismos que realizaron una masacre en contra de la tribu hasta conseguir lo que querían, también descubrí que el lugar donde se había construido la zona comercial había sido un cementerio de la tribu, las tumbas fueron profanadas y los cuerpo exudamos, después fueron enterrados en el cementerio que esta a lado de Camino Eterno, eso explicaba el porqué de tantas tumbas, sin embargo, no explicaba el por qué de los extraños sucesos de la noche.

De pronto escuché un grito proveniente de la calle, Manuel gritaba como loco, entonces supuse que algo andaba mal, así que tomé tantos artículos como pude y la vieja libreta que estaba sobre la mesa de madera, lo guardé todo en mi mochila y salí lo más rápido que pude, cubrí nuevamente la entrada con la cortina y camine hacia la salida de la biblioteca, entonces vi porque Manuel gritaba, estaba advirtiéndome de los hombre del alcalde, iban a entrar a la biblioteca e iban armados con rifles, pero él los entretuvo fingiendo demencia contra los tipos.

-Hazte a un lado vagabundo loco-, Le dijo uno de los hombres y acto seguido lo golpeo con la cacha de su rifle en la cabeza, Manuel cayó al suelo por el golpe y yo corrí a ayudarlo, tomándolo del brazo lo ayude a levantarse.

-Hey, ¿qué les pasa?-, Les grité a los hombres, con una extraña valentía que incluso a mi me sorprendió.

-No decías que este vagabundo te molestaba-, Respondió el tipo burlándose de Manuel, mientras su compañero se introducía a la biblioteca.

-Eso fue antes, ahora somos amigos-, Dije al oficial, quien me miró con recelo, yo por mi parte le sostuve la mirada, creí por un momento que me dispararía, cuando de pronto ambos fuimos interrumpidos por el compañero del sujeto.

-Hey, hay que irnos, el jefe nos está esperando, todo está bien en la biblioteca-, Ambos hombres se retiraron, no sin antes dedicarme una mirada inquisitiva y una sonrisa burlesca, cuando finalmente ambos sujetos se perdieron de nuestras vistas yo suspiré de alivio, realmente no sabía qué pasaría si ellos descubrían que había tomado algunas cosas.

-Amigo-, De pronto escuche, Manuel me llamo amigo y por extraño que parecía, realmente me sentía bien estando con él como mi compañero.

-Si Manuel, ahora somos amigos, ahora ve a buscar un refugio más tarde te buscare por la zona del cementerio-, Manuel se retiró mientras que yo me dirigí a casa para investigar, para poder revisar algunos datos necesitaba la ayuda de internet, por desgracia el pueblo no contaba con mayor tecnología que una caseta telefónica a la orilla de la carretera, así que tuve que viajar al pueblo más cercano para poder realizar un par de búsquedas, un pueblo llamado San Miguel Arcángel.

Mientras navegaba por la web, descubrí más información sobre la antigua tribu de los Xialoni, ellos adoraban a una deidad de la naturaleza llamada Yanídia, también encontré leyendas que mencionaban a un chaman, que era el vinculo entre la deidad y la tribu, pero que durante la masacre desapareció sin dejar rastro, mucho se habló de que el viejo chaman había maldecido el pueblo y no dejaría que tuviesen paz, hasta que la última alma de su tribu la tuviera, con todos los datos reunidos regrese a Camino Eterno, antes de salir del otro pueblo una anciano se acercó a mí.

-Muchacho, ¿es verdad que vienes de Camino Eterno?-, Me pregunto entonces el hombre sin más.

-Así es, me estoy quedando unos días por allá-, El anciano entonces se sorprendió de saberlo, y acto seguido se retiró, -Será mejor que no regreses, ese lugar esta maldito, ya es tierra de muertos-

No entendía su reacción, pero de alguna manera ya no me sorprendía, seguido de eso emprendí el camino de regreso al pueblo de Camino Eterno, cuando llegue me dirigí al cementerio, Manuel estaba sentado en el suelo esperándome, mientras comenzaba a anochecer, entonces al llegar hasta él noté que su cara mostraba signos de haber sido golpeado.

-Manuel, ¿estás bien?, ¿qué te paso?-, Pregunté a Manuel, él se levantó del suelo y comenzó a contarme, después de que me fui al otro pueblo a investigar, los hombres del alcalde lo buscaron hasta que lo encontraron esperándome en el cementerio, entonces en un acto deliberado comenzaron a golpearlo, después de eso uno de ellos, el tipo que me había amenazado en la mañana le dejo un recado para mí.

-Hombre malo dijo, amigo de Manuel debe irse o le pasará algo peor que a Manuel-, Mi mente se lleno de rabia e impotencia de ver al pobre hombre en su estado deplorable, ya no se trataba solo de descubrir la verdad, ahora nuestras vidas estaban en peligro.

-Descuida Manuel, no te dejaré solo, vamos a hallar juntos la solución a este problema-, Manuel me abrazo y yo me sentí extraño, pero a la vez me sentí bien de saber que había hecho un amigo.

-Vamos, te llevare a mi casa, tengo un botiquín de primeros auxilios-, Apoyando a Manuela en mi hombro, ayudé al hombre a caminar, pero cuando llegamos a mi casa todo era un caos, la puerta había sido forzada y la chapa estaba rota, mis cosas habían sido removidas, sin mucha dificulta deduje que los hombre del alcalde habían saqueado mi casa, era un echo que sabían que tenía parte de sus documentos y los habían ido a buscar.

Aun con todo eso entramos a la casa, busqué el botiquín y cure las heridas de Manuel, entonces le preste mi cuarto para que descansara, mientras yo revisaba toda la información que tenía, pero algo faltaba, un detalle que no entendía, ¿que había sido del chaman?, entonces recordé la liberta que tome del cuarto oculto en la biblioteca y comencé a hojearla, hay en esas páginas desgastadas estaba la verdad, era el diario personal del líder del grupo de cazadores que habían masacrado a la tribu.

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Noviembre 23, 1981.

No puedo recordar cuándo fue la última vez que le arrebate la vida a un hombre, ese anciano con su bastón creyó poder contra mí y mis hombres, ya veo que no son tan listos por esta parte del mundo, pues prefirieron la extinción a la sumisión.

Noviembre 27, 1981.

Debo reconocer que a pesar de sus arcaicas herramientas y armas, estos indígenas dieron buena pelea, ojala hubiera conservado a algunos para que me sirvieran, pero su salvajismo y barbarie era un problema, ahora que solo queda el chaman de la tribu me aseguraré de que entienda cual es su posición en este mundo.

Noviembre 30, 1981.

Debo hablar con mis hombres, pues algunos se sienten inquietos por las palabras del viejo chaman, realmente creen en esas tonterías de maldiciones y tierras sagradas, así que para probarle que eso no me intimida en lo más mínimo, no enterrare al chaman en el cementerio con los otros, lo enterrare justo debajo de mi propia casa, la cual será la alcaldía de mi nuevo poblado Camino Eterno.

Guillermo Lazcano.
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-¡El alcalde!-, Dije en voz alta, entonces un ruido llamó mi atención, los hombres del alcalde caminaban hacia la casa, lo pude escuchar en el silencio de la noche, me levanté rápido y me dirigí a mi habitación a buscar a Manuel.

-Manuel, debemos irnos-, Pero cuando entre al cuarto Manuel ya no estaba, el lugar estaba vacío, entonces lo busqué con la mirada pero no lo pude ver.

-¿Manuel?, ¿dones estas?-, Hable en voz baja, pero era inútil, Manuel se había ido, entonces escuché a los hombres más cerca de la casa, por lo que decidí ocultarme debajo de la cama en caso de entraran a buscarnos, sin embargo, algo paso que hizo a los hombre huir.

-¿Qué rayos es eso?, ¡corre!-, Salí de debajo de la cama para asomarme por la ventana que estaba frente a la calle, no había nadie, los hombre se habían ido. 

Los lamentos empezaron a resonar, pero esta vez con mayor intensidad, repentinamente me sentí mareado hasta que caí desmayado, mientras permanecía inconsciente volví a experimentar las visiones de las almas en pena, pero esta vez algo era diferente, aquel hombre del bastón me estaba guiando por un camino de sangre, hasta un lugar que me pareció familiar, era la alcaldía, entonces el hombre me llevo a través de los muros del edificio hasta el sótano y con su bastón comenzó a apuntar al suelo, después de eso desperté de golpe.

-El chaman está enterrado en el sótano de la alcaldía-, Grité y entonces lo comprendí todo, el alcalde y sus hombres masacraron a la tribu de los Xialoni, saquearon sus tumbas y tesoros y enterraron el cadáver del chaman bajo la alcaldía, por eso es que las almas no pueden hallar la paz, por la maldición que el chaman arrojó al pueblo. 

Ahora sabía que era lo que tenía que hacer para liberar la maldición del pueblo, tenía que recuperar el cadáver del chamán y darle santa sepultura, entonces busqué entre todas mis herramientas una pala y un pico para escavar, con algo de esfuerzo cargue con ambos objetos y sin importar que fuera de noche aun, salí apresurado con rumbo a la alcaldía y como era de esperarse, los lamentos arreciaron, pero yo me mantuve con la mirada en el suelo, la sensación de que me observaban y seguían se hizo más fuerte que antes, pero me mantuve igual, entonces el viento sopló con mayor intensidad al punto de casi hacerme caer al suelo.
 
-Hey tu-, Escuche que me gritaron enfrente, entonces levanté la mirada y ahí estaba el oficial que había golpeado a Manuel, estaba manchado de sangre, y tenía una herida en el hombro izquierdo, pero en mano derecha sostenía una pistola.

-Te he estado buscando todo el día, ni compañero está muerto, esa cosa lo mató, pero por fin te encontré-, Su mirada mostraba paranoia, sus manos no dejaban de temblar, y entonces comenzó a reír de forma siniestra.

-¿A dónde crees que vas con esas cosas?, ¿no pensaras ir a la alcaldía?-, El tipo miró mis herramientas y levantó el arma apuntando hacia mí.

-No dejaré sigas, el alcalde dio órdenes precisas, nadie debe saber la verdad, todo aquel que represente una amenaza para el pueblo debe ser eliminado, ahora pon tus cosas en el suelo y levanta las mano-, Yo me agache para dejar la pala, el pico y mi mochila en el suelo, acto seguido me levanté lentamente con las manos en el aire, entonces escuche los lamentos y baje rápido la mirada.

-Levanta la mirada, ¡mírame!-, Me gritó el tipo, yo solo elevé la mirada unos centímetros, sin levantar la cabeza por completo.

-Te dije que me miraras, hazlo-, El hombre se acercó a mí con el arma apuntando a mi cabeza, cuando de pronto, el viento arreció más y ambos fuimos derribados al suelo, entonces rápidamente tomé la pala, el hombre recogió su arma y antes de que pudiera apuntarme de nuevo, le encesté un fuerte golpe en la cabeza, el tipo quedó inconsciente en el suelo y entonces aproveche para tomar mis cosas y correr hacia la alcaldía.

Finalmente después de correr sin importarme nada, aun cuando los lamentos se escuchaban más fuertes, llegué a la alcaldía, mi respiración estaba agitada y estaba empapado en sudor, ahora tendía que buscar la manera de entrar y llegar al sótano para poder extraer el cuerpo del chaman, comencé a rodear el lugar en busca de alguna entrada, todo estaba cerrada, hasta que pude ver en lo alto una ventana sin marco y sin cristal, era ideal para entrar, pero no había forma de escalar por el muro del edificio, solo había un árbol que podía usar para trepar, una acción muy difícil llevando las herramientas, así que como pude amarré la pala en la mochila, y tomé el pico con una mano, mientras utilizaba la otra para sujetarme de cada rama y orificio en el tronco del árbol que me permitiera escalar, sin embargo el viento soplaba fuerte en las copas, los lamentos resonaban con mayor fuerza en mi mente, pero utilizando la mayor cantidad de fuerza en mi cuerpo seguí hasta estar a la altura suficiente para llegar al orificio de la ventana.

Cuando por fin pude ingresar caminé lo más cauteloso posible, evitando hacer ruido con mis pasos, salí de la habitación y baje por unas escaleras hacia la planta baja, entonces recordando mis visiones busque el acceso al sótano del lugar, lo encontré y baje otras escaleras hasta llegar al lugar esperado, entonces busqué le punto que me señalo el chaman y comencé a escavar el suelo, primero usando el pico para romper el concreto del suelo, hasta dejar un orificio lo suficiente grande para comenzar a escavar con la pala, me llevo al redor de 2 horas poder encontrar el cadáver del chaman, sólo quedaban los huesos, entonces de entre todas las cosas que había en el sótano encontré una bolsa de plástico grande e introduje los huesos en ella para llevármelos al cementerio, subí de regreso a la planta baja y tome las escaleras para salir por la misma ventana, lo había conseguido.

-¿Suelta eso muchacho?-, De pronto, una voz me hizo detenerme, giré la mirada y detrás de mí se encontraba el alcalde, en sus manos sostenía un revolver, yo me encontraba agitado por todo el esfuerzo que había hecho y sabía que no podría salir de esa situación.

-Debemos liberar el pueblo-, Le dije al tipo mirándolo a los ojos, tratando de no mostrar temor.

-Devuelve eso Ernesto, no tienes porque arriesgar tu vida de esta manera por un pueblo al que ni siquiera perteneces-, Continuó el hombre mientras se acercaba a mí sin bajar el arma.

-Quizá no pertenezca a este pueblo, pero no me puedo permitir que las coas sigan así, no después de todo lo que he tenido que pasar-, Yo solo lo miraba con desafío, entonces retrocedí hasta tomar la espalda con la ventana.

-No te muevas muchacho, piensa bien lo que intentas hacer, no quieres volverte otra alma en pena, ¿sabes que pasara si llevas esos huesos al cementerio?-, El hombre estaba menos de un metro de distancia, sabía que cualquier movimiento brusco haría que me disparara, pero ya había llegado muy lejos, pensé en arrojarme por la ventana de un solo movimiento, pero sabía que estaría muerto antes de llegar al suelo.

De pronto una figura se manifestó detrás del alcalde y lo golpeo con la pala que había llevado, el hombre cayó al suelo inconsciente y entonces de la oscuridad emergió la figura, era Manuel, yo suspire de alivio, otra vez, estaba a salvo.

-¿Manuel?, ¿cómo llegaste hasta aquí?, no importa vamos, debemos llegara al cementerio-, Con ayuda de Manuel saqué los restos del chaman y bajamos por el árbol, seguido de eso emprendimos camino al cementerio, al llegar el viento repentinamente comenzó a perder intensidad, los lamentos habían cedido, solo faltaba enterrar el cuerpo.

-Alto-, Estuchamos detrás de nosotros, Manuel y yo no giramos para ver quién nos había gritado.

-¿Otra vez tú?-, Pregunte al hombre parado frente a nosotros, era el oficial, se había recuperado del golpe que le di en nuestro previo encuentro y ahora estaba amenazándonos con su arma.
Nuevamente creí que era el final, todo el esfuerzo terminaría de esa manera, cuando de pronto, Manuel comenzó a caminar hacia el sujeto, si mirada era de furia y sin imaginarme lo que sucedería, fui testigo que un suceso increíble.

-Espera Manuel, ¿qué haces?-, Le grité a Manuel, pero este no me hizo caso.

Manuel entonces comenzó a sufrir una extraña metamorfosis, sus piel comenzó a desgastarse como si lo estuviesen momificando, sus ropas se desintegraron en el aire como polvo y de su antebrazo derecho un bastón comenzó a brotar, tanto el otro hombre como yo, nos quedamos atónitos de ver esa escena, entonces su figura se me hizo familiar y pude reconocerlo.

-Manuel, tu eres el chaman de la tribu-, Grite con asombro y miedo a la vez, el otro sujeto por su parte levantó su arma y abrió fuego contra Manuel.

-Así que era tu, tu siempre has sido esas cosa, tu mataste a mi compañero, muere maldito vagabundo-, El hombre disparó hasta que de su arma lo único que surgía era el sonido del gatillo, su cartucho se había agotado y solo chasquidos es escuchaban, entonces Manuel llego hasta donde estaba el sujeto y lo tomó del cuello, el hombre forcejeó pero era inútil, yo me quede petrificado, entonces Manuel giro su mirada hacia mí.

-Entierra mi cuerpo, ayúdame a conseguir la paz-, Me dijo el ser frente a mí y entonces recupere la postura y me adentré al cementerio, busqué un buen lugar y comencé a escarbar con mis manos sobre la tierra, escarbé y escarbé, de repente escuché el grito desesperado de aquel sujeto, cuando finalmente había suficiente espacio metí los restos del chaman y los cubrí de tierra.

De pronto como si hubiese apretado una interruptor, todo se detuvo, el viento, los sonidos, me levante del suelo y corrí a la entrada del cementerio para ver a Manuel, ya no estaba, tampoco estaba el otro sujeto, no entendía que había sucedido, pero lo que si sabía era que todo había terminado, la maldición de Camino Eterno se había liberado, entonces víctima del cansancio, caí al suelo de rodillas y perdí el conocimiento.

Desperté, estaba acostado en una cama, me encontraba en la clínica del pueblo, no sabía cómo había llegado hasta ese lugar, de pronto entro un doctor y me saludo, pregunte como es que había llegado a ese lugar, entonces él me comentó que un amigo me había traído durante la madrigada, mismo que se retiró después de internarme, después de unos minutos me dieron de alta, salí de la clínica y entonces vi al alcalde parado en la calle.

-¿Viene armado?-, Le pregunté al hombre, quien soltó una fuerte carcajada por mi pregunta.

-Tranquilo muchacho, no tiene por qué temer, no vine a hacerte nada-, Siguió riendo el alcalde, mientras yo solo lo miraba con inquietud.

-Vine a darte las gracias, nos has liberado de la maldición-, Entonces el alcalde se acercó para estrechar mi mano.

-Durante muchos años viví con esa culpa, no fui un buen hombre, cometí un gran daño a esta comunidad, de alguna manera mi alma también quedo atrapada en los lamentos del bosque, ahora solo queda hacer mejor las cosas, gracias-

-No hay problema, pero creo que es momento de que me vaya, mi tiempo aquí ha terminado-, Después de estrechar la mano con el alcalde me retire a mi casa, tomé mis cosas y entonces pase al cementerio, llegue a donde estaba Manuel enterrado y me despedí de él, de pronto el viento sopló frente a mí, formando una figura, era Manuel.

-Gracias por liberar a mi gente, tienes mi eterna gratitud y mi amistad-, Después de eso Manuel se desvaneció, yo tomé el transporte de vuelta a la ciudad, pero sabía que mi vida ya no sería la misma, pues al llegar me di cuenta de algo, era capaz de percibir ciertas presencias y a aquellos seres que no son detectados por los humanos comunes.

Quizá pueda utilizar esta nueva habilidad en algún otro momento, por lo pronto, comenzare con mi nuevo proyecto, escribiré un libro, y tengo una excelente historia que contar al mundo, “La Maldición de Camino Eterno”.


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