miércoles, 18 de enero de 2017

El Muñeco Perfecto


 
Pocos juguetes hacen que un niño desarrolle un gran sentimiento de cariño, poco son aquellos objetos infantiles que hacen emocionar la mente de un infante, y más aun, pocos son los casos en que es un juguete el que desarrolla un fuerte interes por un pequeño, o al menos es lo que las apariencias dejan ver a quienes tienen contacto con dicho juguete, hasta que llega el momento en que la verdad es revelada.

Matías era un niño muy tímido, no era muy sociable y constantemente se encerraba en su habitación para estar  a solas, el pequeño pasaba gran parte de su tiempo dibujando y escribiendo sobre aquello que el anhelaba en la vida, dejando notas en un cuadernillo, Matías tenía 6 años, era hijo único y no tenía más familia que sus padres, su padre trabajaba hasta tarde y su madre hacía los deberes del hogar, aun así procuraban a su hijo para que nada le faltara y que no se sintiera solo. Se acercaba el cumpleaños del pequeño y sus padres, quienes habían descubierto las notas del chico, decidieron hacer algo especial por su hijo, así que planearon una fiesta con un regalo especial para que Matías se sintiera feliz.

Una mañana mientras el niño asistía a la escuela, Ángel, el padre de Matías junto a Luisa, la madre del pequeño, se dirigieron a la zona comercial de la ciudad, ambos buscaban todos los ingredientes para hornear un pastel de chocolate para su hijo, también buscaban un juguete especial, algo que hiciera que su hijo se sintiera acompañado y no tan solitario, el día siguió su curso, tenían todo lo necesario para el paste, pero no habían tenido suerte en encontrar el juguete ideal, por lo que juntos buscaron rápidamente por las tiendas de antigüedades, algo que cumpliera con las características que buscaban para el regalo de Matías.

Al pasar por una tienda de juguetes antiguos, Ángel y Luisa notaron en una estantería una caja de madera tallada, de la cual se asomaba la cabeza de lo que parecía ser un muñeco de madera, una mujer de avanzada edad atendía el negocio, por lo que la pareja preguntó por el preció del muñeco, Ángel y Luisa se acercaron, lo extrajeron de la caja y lo observaron detenidamente, la pareja notó que estaba tallado en madera, con detalles muy definidos, casi parecía ser un hombre en miniatura, lo que más sorprendió es que su estructura era tal, que sus piernas, brazos, inclusos sus manos tenían movilidad, los dedos de este podían doblarse como una mano humana, su piel había sido hecha con una tela fina pintaba de forma que asimilaba piel real y en su rostro una simpática sonrisa, era el juguete perfecto para su hijo, sin importar el precio los señores pidieron a la mujer de la tienda que les empacara la caja en un envoltorio, pero la mujer al mirar el juguete, se negó a venderlo, argumentando que se trataba de un articulo muy viejo y se rompería rápido, sin embargo y a pesar de las quejas de la mujer, la pareja insistió hasta que esta accedió.

La pareja salió de la tienda y se dirigieron con prisas a casa, los días transcurrieron y el cumpleaños de Matías llegó, con una gran fiesta la familia compartió un gran momento de felicidad, entonces llegó el momento de abrir los regalos, el pequeño Matías con emoción comenzó a romper los envoltorios de cada presente, uno contenía ropa, otro un auto de juguete, finalmente, tocó el turno de abrir el regalo especial de sus padres, Luisa le entregó la caja envuelta y el niño con una enorme sonrisa abrir el empaque, cuando sus ojos vislumbraron el pequeño muñeco de en la caja de madera, el niño se sintió muy emocionado, abrió la caja de madera y sacó al hombrecillo para verlo bien, los padres de Matías por su parte se sintieron felices de haber conseguido su objetivo, ver feliz a su hijo, el pequeñín corrió a abrazar a sus papás para agradecerles y les dijo que nombraría a su nuevo amigo Tobby, la tarde avanzó y la noche cayó, todos se fueron a acostar, Matías por otro lado, estaba feliz mirando a su nuevo compañero.

Los días pasaron y Matías pasaba la mayor parte de su tiempo con Tobby, incluso cuando iba a la escuela, el niño llevaba a escondidas al muñeco para mostrarlo a sus amigos, tenía charlas alargadas con el hombrecillo de madera, imaginaba aventuras en su casa, se dibujaba con su amigo y en ocaciones dormía con el en sus brazos, todo parecía ser felicidad en la vida de Matías, sin embargo una noche, Matías descubrió que Tobby, era algo más de lo que aparentaba, después de que todos se fueron descansar Matías se acomodo en su cama y se dispuso a dormir, pasados unos minutos una voz lo despertó, Matías se incorporó en su cama, frotó sus ojos con el dorso de sus manos y entonces lo miró, Tobby estaba de pie sobre su cama frente a él, Matías se sorprendió y dio un pequeño salto.

-No te asustes pequeño, no te haré daño, soy yo Tobby-, dijo el muñeco al niño, para tranquilizarlo.

-¿Cómo es que puede hablar?, ¿Porqué no habías dicho nada antes?-, el pequeño Matías preguntó a Tobby, pues ya habían pasado muchos días desde que los padres del niño se lo habían regalado.

-Veras Matías, yo estuve dormido todo este tiempo, pero desde que llegue a tus manos comencé a despertar-, respondió le muñeco, quien se acerco para sentarse a un lado del niño, recargando su espalda sobre la cabecera de la cama de Matías, el pequeño por su parte se sentó recargando la espalda igual que el muñeco para escuchar su platica.

-¿Eres un juguete mágico?-, continuó Matías, con la inocencia de un niño de su edad.

-Más o menos-, respondió Tobby, -Veras, yo era un hombre como tu papá, hace mucho tiempo yo trabajaba como juguetero, cuando una bruja malvada tomo mi espíritu y lo encerró en este muñeco, desde entonces permanecí dormido, hasta que tu me despertaste-, Tobby le contaba su historia, como es que podía hablar y la acción que lo llevo a esa situación.

-¿Hay forma en que pueda liberarte de ese embrujo?-, preguntó Matías, con la intención de ayudar a su amigo.

-Si, hay forma, pero es muy peligroso-, respondió Tobby.

-No importa, yo quiero ayudarte, tu eres mi amigo, por cierto, ¿cuál es tu nombre real?, yo te puse Tobby-, dijo Matías, mientras el hombrecillo de madera se ponía de pie nuevamente, colocando su mano derecha en la barbilla, froto ligeramente de derecha a izquierda la palma de la misma, el muñeco meditó unos segundos.

-Ya no recuerdo mi nombre, pero Tobby me gusta, así que así me puedes llamar-, dijo finalmente, entonces pasaron las horas y Tobby siguió contando historias a Matías, hasta que este se quedó completamente dormido.

A la mañana siguiente Matías despertó con su amigo a un lado, ambos se saludaron y entonces comenzaron a planear la manera de liberar del hechizo a Tobby, por lo que aprovechando que era fin de semana, Matías pidió a sus padres que lo llevaran al centro de la ciudad, pues quería buscar algunas cosas para su nuevo amigo, los padres del niño tomaron el asunto con gracias y creyeron que era una excusa para que le compraran un nuevo juguete, así que lo llevaron al mismo lugar donde habían comprado a Tobby, para buscar algo nuevo que pudieran conseguirle a Matías, mismo que usando una mochila llevo a Tobby al lugar, al llegar el niño susurro al muñeco que tenía que apresurarse, cuando la mujer de la tienda los saludo, los padres de Matías comenzaron a hablar con ella, mientras el niño aprovecho para sacar al muñeco de su mochila y este comenzó a correr hacia una habitación que estaba detrás del mostrador de la tienda, para buscar un objeto.

Cuando la anciana preguntó por el muñeco a los padres de Matías, estos le contaron que se lo habían regalado por su cumpleaños, por lo que ella algo sorprendida se acercó rápidamente al niño y colocando sus manos en los hombros del pequeño le cuestionó si este le había hablado y aun más si lo había llevado a la tienda, los padres del niño interrumpieron a la mujer reclamando por su comportamiento, la mujer entonces con un aire de enojo les pidió a los padres del niño que se retiraran de su tienda, pues ella ya no era responsable de las cosas que pasarían, Ángel por su parte tomó a su hijo de la mano y le dijo a su mujer que se fueran del lugar, pero el niño preocupado por que su amigo no había regresado, pidió que se quedaran otro momento, pero Luisa lo tomó de la otra mano y saliendo de la tienda, después de eso se retiraron a casa.

De vuelta Matías entró, subió las escaleras hasta su habitación y se encerró, los padres del niño no entendían el porque y creyeron que se había asustado por la anciana, así que decidieron no presionar a su hijo hasta que este se tranquilizara, al llegar a su habitación Matías abrir su mochila y entonces Tobby salió de un salto, asustando al chico, quien cayó al suelo quedando sentado.

-Lo siento Matías, no quise asustarte-, dijo Tobby, mientras Matías se levantaba y se colocaba sobre sus piernas, doblando sus rodillas.

-Tobby, ¿estás bien?, creí que te habías quedado en la tienda-, respondió Matías con emoción.

-Alcance a meterme en tu mochila antes de que salieras con tus papás-, respondió el muñeco.

-Muy bien, ¿conseguiste lo que necesitabas para liberarte de la maldición?-, preguntó Matías con una sonrisa a su amigo, de pronto, el semblante de Tobby cambió, su mirada se mostraba maliciosa y su sonrisa se había deformado ligeramente, haciéndola ver algo perturbadora.

-Si Matías, lo conseguí, solo me falta una cosa más-, dijo Tobby, mientras miraba al niño y comenzaba a acercarse a él.

-¿Tobby?, ¿qué tienes?, ¿porqué me ves así?-, Matías comenzó a sentirse asustado por la repentina reacción de su amigo.

-No temas niño, pronto todo abra terminado-, continuó Tobby, -Veras, hay algo que no te dicho, pero ahora que lo sepas, no tendrá importancia-, Matías retrocedió hasta quedar completamente recostado sobre el suelo, mientras Tobby, se posesionaba en su pecho, actos seguido, el hombrecillo de madera se sentó y comenzó a contar una historia a Matías, su verdadera historia.

“Yo era una excelente juguetero, todos los niños querían jugar con mis creaciones, pero yo me sentía vacío, mi meta en la vida era crear el juguete perfecto, el más detallado y mejor refinado, quería crear una replica exacta de una humano en un juguete, sin embargo, no contaba con los “materiales” que requería para poder hacer la replica, pues necesitaba los órganos de una persona para poder hacer su replica en madera y agregarlos a mi creación, con el tiempo y una ardua investigación, descubrí un viejo libro de hechizos, en el cual había un ritual para poder extraer objetos, escénicas e inclusos la sangre y partes de un cuerpo, por lo que comencé el ritual, conseguí todo los materiales e invoqué a una entidad de otra dimensión, su nombre era Kaz, un demonio que me mostró la forma de conseguir lo que necesitaba, así que le ofrecí mi alma sin más, para conseguir lo que quería, pero ese maldito ser tenia otras intenciones, cuando finalmente pude conseguir todo lo que necesitaba, comencé a trabajar, Kaz me dio las habilidades de un verdadero artesano, no podía creer cuanto habían mejorado mis trabajos, hasta que al fin lo conseguí, creé el juguete perfecto, un hombrecillo de madera que cumplía con los estándares que yo buscaba, pero cuando mi obra estaba lista la gente del pueblo descubrió mis acciones, pues para conseguir los órganos tuve que arrebatarlos de algunas personas, al final me vi acorralado por esta situación y con mi ultimo aliento supliqué a Kaz que me librara de la furia de los pobladores, ellos no se contuvieron, comenzaron golpearme con palas, machetes y rastrillos de jardín, en fin, con todo lo que tuvieran a la mano, mientras con mis vista casi borrosa pude ver a ese desgraciado entre la multitud riéndose a carcajadas por mi desgracia, para cuando la policia llego apenas era reconocible, el pueblo y todos decidieron ocultar todo y mi historia fue borrada de las páginas de esta ciudad, entonces cuando comenzaba a sumergirme en el mar de la muerte, Kaz tomó mi espíritu.

-Aun no es tu tiempo, te falta vivir otro poco más Jacob.

Esas fueron sus palabras antes de encerrar mi alma en este muñeco de madera, mi obra maestra, mi mayor triunfo, es mi prisión“.

Matías se encontraba en completo terror, mientras escuchaba la historia de Jacob, el juguetero que había hecho un pacto con un demonio para realizar una masacre por su obsesión, y quien había sido condenado a poseer el cuerpo de un muñeco de madera.

-Si gritas no solo te mataré a ti, mataré a tu papi y a tu mami también-, continuó Jacob, interrumpiendo los pensamientos del niño.

-¿Qué quieres de mí?-, pregunto Matías, tratando de contener el llanto sin éxito.

-Necesito tu corazón niño, es el material necesario para poder salir de este encierro-, Jacob bajó del pecho del niño y se acerco a la mochila para sacar un libro de su interior.

-¿Eso fue lo que querías de la tienda?-, preguntó Matías.

-Si, este libro contiene la información del hechizo que debo realizar, para ello, necesito el corazón de un inocente que cumpla como ofrenda de paz, para liberar mi tormento-, respondió el muñeco mientras abría el libro para buscar la página que contenía la información que necesitaba.

-Matías, la cena esta list…-, de pronto y sin que Jacob se lo esperara, los padres del niño entraron a la habitación, descubrieron la escena de terror que el niño estaba viviendo, la madre de Matías dio un grito de miedo mientras el padre del niño corrió para levantar al pequeño y sacarlo de la habitación, pero en ese momento el muñeco se abalanzó contra Ángel para intentar asesinarlo, pues sus manos de manera eran tan duras como piedras.

-Corre, saca al niño de aquí-, grito Ángel arrojando al niño a los brazos de Luisa, misma que salió rápido con el niño de la habitación, Matías asustado corrió de la mano con su madre, mientras en la habitación Ángel trataba de liberarse del muñeco, quien a pesar de su tamaño poseía un fuerza casi como la de un adulto normal, debido a la maldición que este tenía, de igual manera y debido a su pequeño cuerpo, Jacob contaba con una agilidad sobrehumana, hasta que finalmente golpeó al padre del chico en la nuca, dejándolo inconsciente, seguido de esto salió con velocidad de la habitación para encontrar al niño y a su madre.

Cuando Luisa llego a la puerta de la casa se percató que esta estaba cerrada con llave, Jacob, se había asegurado de que nadie saliera de la casa, por lo que rápidamente buscó las llaves en un pequeño buró que estaba a un lado de la puerta, en el cual siempre dejaban las llaves para tenerlas a la mano, pero Luisa se dio cuenta de que no estaban, busco a los lados y en el piso para comprobar que estuviesen cerca.

-¡Mamá!-, grito Matías asustado, señalando hacia las escaleras, pues el hombrecillo de madera estaba bajando.

-¿Buscaban esto?-, Jacob levanto su mano derecha, tenías las llaves, -Nadie saldrá de este lugar, ahora entrégame al chico-, continuó con un grito de reclamo hacia Luisa.

Luisa se giró y miró el recipiente donde colocaban los paraguas a un lado de la puerta, en sentido contrario al buró de las llaves, tomó una, colocó a Matías detrás de ella y comenzó a retroceder hacia la sala, apuntando con la punta del paraguas al muñeco frente a ellos, Jacob corrió para atacar a Luisa y esta soltó un golpe con el paraguas, golpeando al muñeco, pero para su mala suerte, este detuvo el golpe con sus manos, y de un tirón arrebató el paraguad de las manos de Luisa, acto seguido Jacob dio un gran salto con sus piernas de madera y soltó un fuerte golpe con el mismo paraguas dando en la cien a Luisa, seguido de esto la mujer cayó al suelo inconsciente, solo quedaba Matías en el lugar.

-No más juegos niño, es hora de que me entregues lo que necesito-, dijo Jacob, al pequeño, el cual permanecía de pie, inmóvil a causa del miedo profundo que sentía en esos momentos.

-Tobby, somos amigos, por favor no me lastimes-, finalmente pudo mencionar Matías, tratando de distraer la mente del muñeco.

-Ni nombre es Jacob, ya te lo dije, Tobby es un nombre estúpido-, respondió con un regaño el hombrecillo, mientras se acercaba más al niño, Matías no supo que hacer, solo cerrar los ojos y esperar su final, pero de pronto una voz familiar lo hizo reaccionar.

-liberatur anima a corpore.... solvo peccatores punit-, Matías observó a su padre parado detrás de ambos, en sus manos sostenía el libro que Jacob le había mostrado previamente, por su parte, Jacob giró rápidamente, su semblante cambió, su rostro mostraba preocupación e impresión.

-¿Que diablos crees que haces?, detente-, Jacob gritó con reclamo a Ángel, afuera de la casa el viento comenzó a soplar con mayor intensidad, el cielo comenzó a nublarse y un trueno retumbo entre las nubes.

Cuando Jacob bajaba las escaleras, Ángel recuperó la conciencia, entonces escucho al muñeco hablar con su mujer e hijo, se levanto rápidamente para ir tras el juguete, cuando algo en el suelo casi lo hace tropezar, Ángel bajo la mirada y vio un extraño libro en el piso, comenzó a observarlo y entonces algo llamó su atención, un hechizo convocaba una fuerza que haría que aquellos objetos, animales o personas que estuviesen siendo poseídos se liberaran y volvieran a su estado natural, por lo que sin perder la página del hechizo, Ángel bajo rápidamente las escaleras, para encontrase con su mujer inconsciente y el hombrecillo de madera a punto de atacar a su hijo, entonces sin bacilar comenzó a leer las palabras del libros, no sabía si lo hacía bien, pero por la reacción del muñeco, todo parecía indicar que si.

-servare iustitiam in rebus incidit malum.... accipit relaxat damnant espitiru-, el padre de Matías continuó con la invocación, las nubes cubrieron por completo el cielo, rayos y truenos comenzaron a manifestarse, una fuerte tormenta se desató sobre todo el lugar, dentro de la casa una especie de remolino de viento se manifestó en el lugar donde se encontraban todos.

-¡Ya basta, cállate!-, Jacob gritó pero no pudo moverse, su cuerpo no reaccionaba, solo su cabeza.

-Hola Jacob, tiempo sin vernos-, de pronto el remolino de viento se detuvo y una figura encapuchada se manifestó, un ser de tamaño desproporcionado, una voz profunda y siniestras y una presencia imponente, Ángel por su parte corrió hacia Matías, lo tomó en sus brazos y se acerco a Luisa, quien recuperó el sentido, la familia entonces quedó asombrada ante la presencia de ese misterioso ser, Jacob solo podía observar al ser en cuestión, su rostro de madera mostraba una expresión de miedo.

-No, no, como es esto posible, me había librado de ti, estaba a punto de cumplir mi objetivo-, Jacob comenzó a reclamar al aire, su cuerpo finalmente pudo reaccionar, pero poco le servia, ya que no podía dejar de temblar, pues sabía cual era su destino, el ser encapuchado solo lo observaba, después dirigió su mirada a la familia.

-Todo ha terminado, es hora de que duerman-, después de esas palabras un tornado comenzó a rodear al hombre de madera, quien solo pudo gritar por la desesperación, los padres de Matías cayeron al suelo inconscientes y Matías antes de desmayarse miró a Jacob, quien lo observó antes de caer al suelo.

-Algún día volveré-, pronunció Jacob y un haz de luz salió de su cuerpo disparado hacia el cielo, un trueno retumbo y la lluvia freno de golpe, las nubes se disiparon y todo volvió a la calma, el muñeco cayó al suelo y Matías quedó inconsciente.

La noche avanzó y el día llegó, Matías abrió sus ojos, estaba en su habitación, todo estaba en orden, bajó de su cama y miro en todas direcciones, no había señas de Jacob, salió de su habitación y bajó las escaleras, todo estaba en calma, no había desorden alguno, entonces escucho la voz de su madre desde la cocina y Matías corrió para buscarla.

-Ya te levantaste hijo, pensé que dormirías hasta tarde, recuerda que ya estas de vacaciones-, dijo Luisa al pequeño, el no entendía porque su mamá se mostraba tan tranquila, entonces la voz de su padre lo hizo girar de regreso.

-Hola hijo, ¿listo para comenzar las vacaciones?-, al igual que Luisa, Ángel se mostraba ajeno a los acontecimiento que había ocurrido durante la noche, -Por cierto, encontré tu juguete tirado en la sala, cuidalo hijo, no se te vaya a extraviar-, entonces Ángel le mostró el muñeco de madera a Matías, y este se sobresalto un poco, y dio un paso atrás.

-¿Esta todo bien Matí?-, pregunto su papá algo curioso por la reacción del pequeño, entonces Matías lo entendió, aquel ser, quien sea que fuese, había borrado la memoria de sus padres y se había llevado consigo el alma de Jacob a un lugar que solo aquel sujeto sabía, Matías recupero la postura y tomó el muñeco en sus manos, entonces soltó una leve risa y se sintió aliviado.

-Si papá, todo esta bien, gracias, ya no lo perderé de vista-, respondió Matías con una sonrisa a su papá, seguido de eso, se acerco para darle un fuerte abrazo, después, corrió para abrazar a su madre y finalmente se digirió a su habitación.

-Voy a cambiarme, los veo más tarde, los quiero-, los padres de Matías se quedaron algo extrañados, pero al final no dieron mucha importancia, les alegraba ver a su hijo feliz.

Matías nunca habló del tema y siguió su vida con normalidad, con el tiempo, se volvió un experto en temas paranormales, hasta convertirse en un experimentado demonólogo, pues al estar acomodando sus cosas encontró un interesante libro debajo de su cama, el libro de Dess.


No hay comentarios:

Publicar un comentario